Hoy en día se están produciendo muchas pérdidas en los entornos familiares. Gestionar de una forma adecuada estos acontecimientos es fundamental para que lo niños puedan aprender a manejar las nuevas emociones que le genera esta pérdida. Si queremos ayudar a nuestros hijos lo mejor que podemos hacer es hablar con ellos y acompañarles en el proceso del duelo.
¿Como lo hablamos?
La muerte es un tema complejo incluso para los adultos. Muchas personas no saben cómo manejar esta situación, ya que suele ser muy dolorosa y en nuestra sociedad no es un tema que haya costumbre de hablarlo. La forma de hablar a los niños va a depender de su edad, de su cultura, si hay creencias religiosas o no, de las experiencias previas que haya podido tener como la muerte de otro familiar o incluso de una mascota. Todo esto son variables que hay que tomar en cuenta. Pero por norma general hay unas recomendaciones que pueden ser tomadas en cuenta:
1. Información
Esta información debe ir acorde a la edad y la comprensión que tenga el niño, el objetivo es tranquilizar y no preocupar más.
Entre las recomendaciones para hablar con ellos se encuentran:
Tener una mentalidad abierta ante sus preguntas, los niños suelen ser muy imaginativos
Escuchar y validar cualquier emoción que tenga
Dar explicaciones sinceras del por que estamos tristes
Estar abiertos a contestar a sus preguntas en cualquier momento.
Dar respuestas cortas y sencillas, acordes a su edad
2. NO a las mentiras piadosas
Algunas veces los adultos queremos contestar a todas las preguntas, cuando nosotros
mismos no tenemos todas las respuestas. Los niños pueden captar estas “mentiras piadosas” y sentir inseguridad, incluso pueden dudar del resto de cosas que les contamos. Una buena regla que hay que aprender es saber decir “no lo sé”, esto les ayuda a saber que vamos a ser sinceros con ellos, y a la vez les vamos educando en aceptar ciertas incertidumbres en la vida, a ser conscientes de que no siempre van a tener respuestas a todo.
3. Eliminar el tabú de la muerte
Otra forma habitual de llevar el proceso de duelo, es intentar ocultar nuestros sentimientos, o bien intentar no hablar nada sobre lo que ha sucedido. Como indicábamos anteriormente la información es fundamental, pero no solo en los primeros días, sino que si el niño lo solicita es bueno hablar con naturalidad de lo sucedido, explicando que es la muerte y normalizando una situación, que aunque dolorosa, no deja de ser un paso más en la vida.
4. Que puedan vivir el duelo con los demás
Una costumbre muy extendida es mantener a los niños apartados del proceso del duelo y de las causas que han llevado a ellas, esto les suele generar una gran ansiedad. Imaginemos a un niño que por ejemplo a perdido a su abuelo, ve que todos los adultos están nerviosos y tristes, y que le dejan durante unas horas o unos días a cargo de otros familiares. Toda esta situación les genera mucho miedo, los niños son grandes captadores de las emociones, y aunque les pueda costar identificarlas o ponerles nombres, sí que notan todos los cambios que surgen con un fallecimiento.
Por este motivo, el primer paso que hay que hacer es que puedan vivir el duelo con los adultos, esto implica no apartarles de sus figuras de apego siempre que sea posible. También es importante hablar con ellos, y si lo desean que vayan al tanatorio o a los funerales (en caso de hacerlos), el objetivo es que puedan gestionar sus emociones junto al resto de familia.
Evolución del concepto de la muerte según el desarrollo del niño
Según los estudios, el concepto de la muerte va evolucionando en relación a la etapa evolutiva que tenga el menor. Se podría dividir en:
Hasta los 5 años: Los niños creen que la muerte es algo reversible, temporal e impersonal. Pueden creer que las personas pueden revivir como si fueran dibujos animados. Incluso pueden hacernos preguntas tales como: ¿y ahora tiene frío?, ¿y quien le va a hacer compañía?... Estas preguntas deben de ser aclaradas por los padres o tutores, intentando explicar con palabras sencillas y frases cortas que ya no puede sentir ni hacer nada.
Desde los 5 a los 9 años: En esta etapa los niños suelen empezar a comprender que la muerte no es reversible. Pueden personificar la muerte, como por ejemplo con una calavera, con un esqueleto, etc. Es bueno que los niños de esta edad puedan expresar cualquier inquietud que sientan, ya que es una etapa en las que se suelen tener más pesadillas.
A partir de los 10 años y ya en la adolescencia, los niños ya saben lo que es la muerte, su irreversibilidad, y son conscientes de que algún día morirán ellos también. Una gran ayuda en estas edades suelen ser sus iguales, es una época en la que están desarrollando su propia personalidad y empiezan a experimentar cosas nuevas, y en donde sus amigos son sus referentes. Al igual que en el resto de etapas hay que incluirle dentro del duelo, pero dejándole su propio espacio para que pueda asimilarlo. Hay que tener en cuenta que en esta edad necesitan más libertad, ya que se podrán sentir agobiados por el exceso de atención. Una de las frases que se pueden decir es: " Entiendo que necesites tiempo para estar asolas, pero si necesitas algo estaré aquí". Con esta frase le damos la liberad pero haciéndole saber que estamos allí en caso que lo necesite.
Independientemente de la etapa evolutiva en la que esté el niño, cada uno lo llevará de una forma diferente, ya que dependerá de si el tema ha sido tratado antes por la familia, el grado de cercanía de la persona fallecida, las creencias religiosas o experiencias previas.
Emociones ante la muerte
El trabajar las emociones en estas circunstancias generará niños mas resilientes y sabrán mejorar el reconocimiento de sus emociones. Para ayudarles a comprender sus emociones se pueden decir: “ El tío/abuelo/padre/madre…. se encuentra muy triste porque hecha de menos al abuelo/tío/hijo….. Todos nos sentimos muy tristes cuando alguien que queremos se muere”.
Entre las preguntas que pueden hacernos lo niños es “¿Cuándo vas a morir tu?”, en este punto es bueno saber el motivo que le lleva a hacernos esta pregunta, normalmente suele ser por miedo a la separación de sus figuras de apego. En este caso se puede responder con una pregunta: “¿Te preocupa que no esté aquí contigo?”, si la respuesta es afirmativa, hay que tranquilizar a niño, indicando las personas o persona que se quedaría encargada de su cuidado, intentando calmar al niño con frases como: “bueno yo espero estar contigo muchos años más, pero en caso de que me pase algo tía/abuelo/primo…. Estarán contigo para ayudarte y protegerte”.
Los niños pueden tener regresiones de etapas ya adquiridas, como por ejemplo volver a hacer pis por la noche, tener rabietas, etc. Incluso muchas emociones como la tristeza suelen confundirse por ira, ya que el niño es la única forma que sabe expresarla. Entre las emociones más usuales están:
Culpa: Sobre todo cuando la muerte está relacionada con alguien cercano, como un hermano/a o padre/madre. Pueden entender la muerte como un castigo “mama se ha muerto porque me porté mal”. No hay que regañar al niño por tener este pensamiento, pero sí que hay que explicarle las causas del fallecimiento, si por ejemplo ha sido por enfermedad hacerle entender de forma sencilla que ha fallecido por una enfermedad grave y que el no tiene control sobre ello.
Ira: Es un sentimiento muy común en las perdidas, forma parte del dolor y la impotencia por perder a alguien que se quiere. Para ayudar a los niños en la gestión de esta emoción es importante no perder la calma e intentar ser comprensivos, ayudándole a expresar sus emociones y dándole herramientas para que sea capaz de manejarlas.
Tristeza: Cada niño puede llevar esta tristeza de un modo diferente, lo importante es ayudarles a canalizar esta tristeza de una forma adecuada, validando sus emociones y acompañándolos.
La muerte es un tema muy complejo, en el cual están implicadas muchas variables como se han ido comentando brevemente en este reportaje. Lo usual suele ser que los niños vayan retomando su vida normal poco a poco, pero hay casos en los cuales los niños necesitan de ayuda de un psicólogo que les ayude a aceptar e integrar en su vida la pérdida. Por ello es importante estar atento a sus necesidades y en caso de necesitarlo consultar a un psicólogo ante cualquier duda que pueda surgir.
Libros y cuentos recomendados
Os dejamos unos libros que pueden ser interesantes para ayudar a gestionar el duelo para niños (cliqueando en la foto del libro podéis ver los enlaces):
Cuentos para niños
Cuerpo de nube ( A partir de 4 años)
Un cuento ideal para trabajar el duelo por enfermedad. El cuento trata de una oveja que esta enferma y finalmente muere convirtiéndose en una nube
Para siempre (A partir de 4 años)
Un cuento para explicar que es la muerte y las emociones que se pueden sentir con la pérdida.
El árbol de los recuerdos (A partir de 4 años)
Un cuento que nos habla de los recuerdos sobre la persona fallecida. Con este libro es muy interesante hablar después de haberlo leído sobre los pensamientos y recuerdos que tiene el niño/a.
¿Dónde está el abuelo? (A partir de 6 años)
Un cuento donde se explica la irreversibilidad de la muerte. El cuento acompaña a una niña que acaba de perder a su abuelo. Un cuento ideal para aquellos niños que afronten una pérdida parecida.
Jack y la muerte (A partir de 9 años)
El protagonista consigue atrapar en un frasco a la muerte porque su madre está muy enferma. Finalmente se da cuenta que la muerte es imprescindible para que surja la vida.
Un monstruo viene a verme (A partir de 14 años)
Un libro recomendado para niños más mayores en los que los cuentos ya no les gustan. En este libro se cuenta la historia de Connor un niño que es visitado por un monstruo para contarle 3 historias.
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